Bienvenidos al círculo de la tontería

Los Comentarios del Sr. Smith.

La rueda de la existencia, una fuga imposible:
Para divertir a los ratones, sus amables cuidadores incorporan una atracción diabólica en las jaulas: una rueda. El ingenuo roedor entra y su precaria inestabilidad hace que mueva sus patitas. La inercia junto a la gravedad aceleran el círculo de la muerte y comienza un avance desmesurado para no salir centrifugado por su propia necedad. Únicamente cuando ve que no hay salvación, solamente agotamiento, se precipita al vacío y regresa a la comodidad de su jaula.
Supongo que el ratón, en su miserable existencia de cautiverio, verá en esa rueda una posible puerta de salvación y, día tras día, intentará la fuga a través de ella.

Reflexiones de una marioneta:
Esa rueda sin fin me recuerda sospechosamente a mi propia existencia. Yo al menos no tengo que girar locamente para llegar a la conclusión final: soy una marioneta que vive en una sombrerería, poco futuro me espera. Si alguien no se hace cargo de mis hilos no tengo más que permanecer aquí sentado viendo la vida pasar día tras día. El no tener nada que hacer libera tiempo para pensar, y de eso sí sé mucho. Y pensando y observando, observando y pensando, me preocupo y veo un futuro incierto, no de mi persona, ya que mi desgaste es poco, y hasta que la polilla entre en mis huesos, seguiré decorando y despertando el interés de los clientes. Un día, espero que dentro de muchos años, acabaré en algún contenedor acompañado de mondas de patatas y desperdicios, camino a mi otra vida, espero que convertido en abono para que algún otro ser pueda alimentarse y crecer gracias a mis restos.

Valor y Precio:
Pero no quiero contarles mis desgracias, bastante tienen con las propias. Quiero hablar de mi observación y pensamiento sobre el valor y el precio de las cosas. Cualquier objeto de por sí tiene un valor, y ese puede variar dependiendo de quién lo contemple, de su necesidad, de su deseo por poseerlo, hay cientos de factores que afectan al valor de las cosas. El valor es relativo, depende de quién lo posea o lo quiera poseer. Un viejo sombrero puede no valer nada o ser un preciado tesoro para su dueño, quizás en ese fedora se escondan recuerdos de momentos felices, o sea la herencia de un padre, un amigo desaparecido. Quizás con ese sombrero logró conquistar a su pareja. Por lo tanto, podemos decir que el valor no siempre será el mismo.

Economía y Ética:
¿Y el precio? El precio es otro factor muy importante. Es lo que me cuesta poseer ese objeto. Otro aspecto también relativo, ya que algo puede tener un precio muy alto o muy bajo, según el poder adquisitivo del que efectúa la compra.

Aquí es donde el valor y el precio se relacionan. Y entran en juego el resto de las variables que les afectan. Un objeto, una prenda, un servicio que necesitemos, normalmente tiene asignado un precio, que debo desembolsar si me quiero hacer con él. Pero ¿el precio se corresponde con su valor? Pues seguramente no. Quizás el valor sea mucho mayor que el precio que estamos dispuestos a pagar. De esto en el comercio sabemos bastante, ya que en parte somos los responsables de fijar los precios de los artículos que vendemos. Una cuenta que no se realiza ni mucho menos al libre albedrío, son muchos los factores que afectan a ese precio, por citar alguno de ellos: materia prima, coste de fabricación, embalaje, transporte, salarios, impuestos, etc. Y por supuesto el margen de ganancia de todos los intervinientes en el proceso.
Desde el que obtiene la materia prima, hasta el vendedor que lo expone en su comercio, todos deben obtener un beneficio para que la rueda de la economía funcione.

Pero qué pasa cuando un producto de valor tiene un precio muy bajo, pues sencillo. Los beneficios, o mejor dicho, los márgenes comerciales bajan, y consecuentemente toda la cadena se resiente. Para fijar el precio a la baja deben apretarse el cinturón todos los actores, desde el que obtiene la materia prima hasta el que realiza la venta. El trabajo en consecuencia será más precario y generará productos de menos calidad.

Conclusiones y Reflexiones para un Futuro Sostenible:
En el mundo “desarrollado” hemos encontrado una fácil solución a esto. Busquemos la producción barata, países donde las condiciones laborales y los salarios no sean un lastre para mi producto. Cuanto más bajo sea el coste inicial, más margen de beneficio podré obtener en la venta.

Este formato ha funcionado y funciona muy bien en algunos sectores, pero todo lo bueno se termina, y mientras buscamos lugares aún más deprimidos para trasladar fábricas, los precios de los combustibles, de las materias primas y de los impuestos siguen subiendo, consecuentemente, ya no sale tan rentable traerlos. Pues bien, fabriquemos aquí, pero con las condiciones de allí. Bajemos salarios, apretemos a los productores de las materias primas, negociemos a la baja con el transporte y lograremos bajar o mantener los precios para ser competitivos. Y todos felices.

Y la rueda comienza a girar, productos baratos, igual a costes baratos, igual a bajos salarios, igual a bajada de poder adquisitivo, igual a poca capacidad de compra, igual a pocas ventas, igual a …..Y el proceso no se detiene, gira y gira para llegar al mismo sitio igual que el ratón que busca desesperadamente la salida, hasta que la gravedad o el salto al vacío nos eliminan del sistema. No interesamos.
¿Y la culpa de la rueda quién la tiene? Pues todos y nadie, desde el que busca comprar y consumir barato, hasta el que produce masivamente e incita a la política del desecho.

La próxima vez que entren en una tienda y vean el precio de un producto, no piensen solamente en el precio, piensen también en el valor que el producto tiene, tanto para ustedes como para toda la cadena que lo produce, Quizás la única forma de salir de la rueda sea el consumo responsable por necesidad, no por acaparamiento.  Ahora abran su armario y vean cuántas veces se han puesto alguna de las prendas que tienen.

“Los Comentarios del Sr. Smith – Reflexiones de la vida desde mi sombrerera”