“Los Comentarios del Sr. Smith”.
Falta tiempo, pero voy avisando, este año no quiero sonrisas de cartón, ¿queda claro?
Este año quiero experiencias, quiero personas, quiero oficio, quiero cercanía, quiero lo de siempre, lo que hace ciudad, lo que se ve por las calles. Quiero regalos, claro, como siempre, pero los quiero con sentimiento, con cariño, con dedicación. Quiero detalles que hayan supuesto una emoción para quien los compra, quiero mostrador, quiero conversación, quiero que en cada regalo haya un poco de cariño, de tiempo, de dedicación, de consejo, de sugerencia.
Quiero que este año el regalo sea lo que siempre fue, todo un proceso de búsqueda, de descubrimiento, de recuerdo, de pensamiento. Que mi regalo sea motivo de debate, de duda.
Sea lo que sea, sin importar el precio, por barato que haya sido, quiero que mi regalo sea para mí, pero también para la ciudad, para el comercio, para el oficio, para el profesional que me lo vende, para el artesano, para el pequeño fabricante que pelea por mantener su negocio.
Este año quiero que mi regalo salga del comercio local, del que paga impuestos aquí, del que hace ciudad, del que me informa y me ayuda, del que me asesora en la compra y me aconseja en el momento de duda, del que me da garantías y me explica su uso, del que me ofrece su casa y su tiempo para mostrarme su oferta, del que me escucha y me orienta en las dudas, del que me da las gracias, del que me saluda, del que conoce mi nombre. Del comercio de siempre, me da igual si es de mi barrio, de mi ciudad, de mi región…
Este año no quiero que mi regalo sea uno más de los millones de cajas que colapsan las ciudades, no quiero más contaminación, no quiero generar desechos, no quiero ser partícipe de una economía impuesta en los grandes mercados, no quiero que mis gustos sean moneda de cambio y negocio para grandes plataformas de venta, quiero ser libre en mi elección. Entrar y salir de las tiendas, sin que el vendedor virtual me persiga hasta en la sopa, quiero discreción, quiero sosiego. Quiero ciudades limpias y no colonizadas por cajas de cartón con sonrisas falsas.
No quiero sonrisas de cartón, las quiero de personas, de verdad, con sentimiento, con cariño.
Y si no puedes comprarme nada, no te preocupes, con tu sonrisa me valdrá, será verdadera y no de cartón.
“Los Comentarios del Sr. Smith – Reflexiones de la vida desde mi sombrerera”.