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Archive for octubre 2016

Estamos en otoño, y en Albiñana hemos querido organizar una fiesta con Sombreros. Para ello, hemos decorado los escaparates con todo lo necesario para una auténtica celebración en el bosque. Banderines de tela, faroles, velas y todos los elementos del bosque: ramas, troncos, piedras, incluso un río que junto a los invitados principales, los sombreros, crean un entorno muy especial.
En esta ocasión nuestros protagonistas son los Sombreros de la firma Fernández y Roche, que nos ofrece una preciosa colección para el otoño/invierno.

Sombreros de Otoño

Sombreros de Otoño

Modelos de alta calidad, tanto en la confección, como en los materiales y por supuesto en su diseño.

Sombreros de Otoño

Sombreros de Otoño

Sombreros de Otoño
Este año Fernández y Roche apuesta por colores en sus fieltros, alas anchas y cintas de lo más originales. Colores de otoño, granates, amarillos, y toda una gama que no deja indiferente a los visitantes a nuestra fiesta. Sombreros elegantes, pero pensados para utilizar como complemento ideal en cualquier circunstancia. Sin duda una colección muy elaborada y pensada para todo tipo de público.

Sombreros de Otoño

Sombreros de Otoño

Pero nuestra fiesta tiene muchos más invitados, colecciones de las principales marcas de sombreros, gorras y complementos tanto para el hombre como para la mujer.
Una oferta especial para el otoño.

Este otoño es un buen momento para venir a visitarnos, y si lo desea sumarse a esta fiesta de sombreros que celebramos.
Seguro que encontrarás uno especial para ti.
¿Vienes?
Visto en: Sombrerería Albiñana

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Hoy para retomar la actividad del blog, y después de este parón veraniego, me gustaría contarles un cuento. Una simpática historia que me contaron hace unos días.
El cuento original, se titula «El vendedor de gorras», pero yo he querido adaptarlo un poco (con permiso del autor) a «El vendedor de Sombreros», mucho más apropiado para el caso.
Es una historia con moraleja, como todas, y que se cuenta en algunas escuelas a los niños más pequeños, aunque creo, también debería ser contada a muchos adultos.

El vendedor de sombreros

El vendedor de Sombreros

Había una vez un vendedor de sombreros. Vendía sombreros verdes, marrones, azules y rojos.

¡Y los llevaba sobre la cabeza! Primero se ponía su propio sombrero rayado; encima de éste, apilaba cinco sombreros verdes; después, los cinco marrones; más arriba, los cinco azules y arriba de todo, los cinco sombreros rojos.

Un día, el vendedor se sintió cansado y triste porque no había vendido ni siquiera un sombrero: ni uno verde, ni uno marrón, ni uno azul, ni uno rojo. Entonces, abandonó el pueblo en donde nadie necesitaba sus sombreros y caminó y caminó hasta que llegó al campo. Allí encontró un gran árbol y se sentó a la sombra. Se sacó los sombreros y los contó. Los tenía todos: el suyo, rayado; los verdes, los marrones, los azules y los rojos. Pero como no había vendido ninguno, no tenía dinero para comprar comida.

Paciencia -pensó, mientras volvía a ponérselos-. Venderé alguno esta tarde. -Y se quedó dormido. Se despertó sintiéndose mucho mejor y enseguida levantó un brazo para tocar la pila de sombreros. ¡Pero sólo le quedaba uno! ¡Sólo su sombrero rayado! Se levantó de un salto y empezó a buscarlos. Pero no aparecía ni un sombrero verde, ni uno marrón, ni uno azul, ni uno roja… Miró entonces hacia la copa del árbol… ¡y allí estaban todos sus sombreros! ¡Cada uno puesto en la cabeza de un mono!

-¡Monos ladrones! -gritó el vendedor.

-¡Devuélvanme mis sombreros! Los monos no le contestaron nada.

-¡Eh! ¿Me oyen? ¡Devuélvanme mis sombreros! –gritó entonces el vendedor, amenazándolos con el puño.

Los monos le mostraron entonces sus puños, pero no le devolvieron los sombreros. Enojado, el vendedor pegó una patada en el suelo y exclamó:

-¡No me hagan burla, monos feos!

Todos los monos pegaron una patada sobre las ramas y le dieron la espalda. Desesperado, el vendedor se quitó entonces su sombrero rayado y lo arrojó sobre el suelo mientras les decía: -¡Aquí tienen otro más, ladrones! Ya se marchaba cuando vio que los monitos se sacaban los sombreros y los tiraban al suelo, tal como él había hecho. En un segundo, todas sus sombreros estaban sobre el pasto.

Entonces el vendedor se apuró a recogerlos y a colocarlos otra vez sobre su cabeza: primero, se puso el sombrero rayado; encima de éste, los verdes; después, los marrones; más arriba, los azules y, arriba de todo, los rojos.

Y silbando contento se puso en marcha rumbo a otro pueblo, para venderlos y poder comprar su comida.

Variación de la adaptación de Elsa Bornemann

Una bonita historia para comenzar el otoño en el blog.
Espero que les haya gustado.
Y ahora…..comenzamos

Visto en: Elsa Bornemann. Ilustración de Luis Bobes.

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