“Hace tiempo que pienso que los Sombreros hablan, es algo sabemos a la perfección en lasombrerería. Usarlos es toda una declaración de intenciones, puede ser un complemento a nuestro vestido, un elemento de protección, o quizás, para transmitir algún mensaje, que sin necesidad de ponerse a gritarlo, rápidamente sea transmitido al resto de personas que nos rodean.
Podemos decir que la forma de ponerlo, o la ocasión donde lucirlo, también son claros mensajes. Podemos anunciar que nos vamos a la playa, que venimos de la nieve, o que estamos a punto de entrar en un importante acto social. La posición en la cabeza puede también denotar parte de nuestra personalidad. Calado sobre los ojos, síntoma de sospecha e intriga; situado en la parte posterior de la cabeza, despreocupación y relax, cada sombrero un mensaje.
Y por último, el color del sombrero también puede comunicar, por ejemplo, nuestro estado de ánimo. Colores vivos, para momentos felices; grises y negros para sentimientos más calmados, un código que comparte con el resto de la ropa que usamos. Esta claro, los sombreros hablan”.
Con esta reflexión comenzábamos un artículo en el blog, titulado “El Lenguaje de los Sombreros”. Pocos días después de su publicación, me encontraba en el networking de Navia (Cruzando Caminos) rodeado de ideas, de proyectos y conceptos surgidos de un numeroso grupo de emprendedores que desbordaban energía y ganas de transmitir su mensaje. Poco a poco, ante el expectante público fueron presentando ideas, proyectos y sueños, buscando compartirlas, promocionarlas y, por qué no, venderlas. Presentaciones efímeras en una pantalla que se llenaba de sugerentes imágenes y mensajes, acompañadas de una breve explicación. Ponentes que después regresaban a la sala de butacas y allí quedaban a la espera de recibir comentarios, críticas, colaboraciones; en fin, de haber suscitado interés entre el resto de los asistentes.
Desde mi punto de vista, deformado por el oficio, inmediatamente me acordé del artículo escrito días antes, y de cómo un sombrero podría ser el perfecto hilo conductor para identificar una idea, un proyecto, no solamente con su portador, sino también identificar la fase del desarrollo en la que se encuentra. Imaginemos que cada ponente llevase puesto un complemento en la cabeza, y que viéndolo supiésemos cuál era su estado, quizás iniciado, buscando financiación o pleno desarrollo de la idea de negocio.
Una idea digna de un sombrerero, sacado de algún cuento famoso, digámoslo por lo extravagante del tema. Pero visto desde el punto del negocio, una inmejorable ocasión para vender un buen número de sombreros.
Pero veamos qué tipo de sombrero puede ser el ideal para transmitir una idea. Para ello lo mejor será desarrollar la guía de sombreros para emprendedores, y dónde mejor que en una sombrerería para hacerla. Hoy les presentamos:«Guía de Sombreros para emprender con éxito»
1ª Fase – La Idea
Para la idea luciremos una Gorra, que podemos decir que es el embrión del sombrero, o, el sombrero de los no iniciados. Gorras de colores vivos para ideas atrevidas y colores más serios para proyectos basados en métodos tradicionales.
2ª Fase – Investigación y Análisis
Para proceder a localizar los mejores datos y oportunidades, necesitamos disponer de las herramientas más adecuadas. El éxito o fracaso de una aventura empresarial depende en gran medida del material elegido, y no hay gran aventurero que no tenga un buen Salacot para comenzar su expedición.
3ª Fase – Plan de Negocio
Ya recogidos los datos y las muestras necesarias, necesitamos regresar a la oficina y analizar todos estos datos. Montones de datos e indicadores que nos darán una idea aproximada de las posibilidades de futuro de nuestro proyecto. Un estudio académico para el que serán necesarios todos nuestros conocimientos. Y para ello nada mejor que lucir un Birrete.
4ª Fase – Desarrollo de la Marca
El sombrero más difícil de elegir, ya que gracias a él seré identificado por mis clientes. Deberá ser elegante, con estilo, de un color apropiado, ligero y discreto ya que me acompañará siempre. Pero con personalidad, que se vea… quizás para este caso lo mejor será un buen Homburg.
5ª Fase – El trabajo
Mi empresa comienza el camino y llegan los primeros resultados; es hora de cambiar, de adaptarse, de variar métodos rápidamente. Nuestro sombrero deberá de ser ligero, que no moleste, de calidad y elegante también.
En esta fase el trabajo invade todo nuestro tiempo, debemos marcarnos pausas necesarias para disfrutar, para el ocio, para la familia…debe ser un sombrero fácil de guardar que nos permita olvidar. Para ello nada mejor que el Sombrero Panamá, un modelo creado en Ecuador que logró su fama durante la construcción del canal de Panamá.
6ª Fase – Consolidación
Ahora toca asentar las bases sobre las que hemos construido nuestro proyecto. Para ello necesitamos un sombrero firme, de líneas claras, serio y con mucha historia. Para la fase final, mi preferido, sin duda, la Chistera o Sombrero de Copa.
Un modelo que no dejará a nadie indiferente cuando nos vean con él.
La dedicación a un oficio es como el desarrollo de una idea, no puedes apartarla de la cabeza, ves en todo momento señales, mensajes que una y otra vez te llevan a ella. A esto yo lo llamo pasión, un elemento fundamental, que junto con la ilusión y el trabajo son los responsables de que los proyectos tengan éxito.
Por ello ya ven que hasta en el proceso de emprender soy capaz de ver sombreros… Será por oficio o por pasión…
Buen camino.
Visto en: Cruzando Caminos
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