Mi boina azul de Elósegui. Acuarelas, pinceles.
Botas de Timberland que miman los pinreles.
Un Barbour desgastado. La mochila de cuero
Comprada en Greenwich Village a un buen talabartero:
Fiel compañera mía desde hace quince años,
No es de marca famosa, mas no presenta daños
Después de tantos lustros de marcha, sino lustre
De vientos, soles, lluvias y de bruma palustre.
La bufanda de Burberry. Tres cartones de Vogue.
Un peine de carey, termómetros de azogue.
Dos o tres diccionarios y algunos moleskines.
Boxers, t-shirts, pijama, pastillas, calcetines.
Rocalla y espejuelos en cantidad discreta
Para cambiar por pieles de nutria o de poeta.
Una Höhner cromática, una balsa neumática,
Un puño americano, la navaja automática.
Una guía de Escocia, prismáticos y lentes,
Mi panda de peluche, mi cepillo de dientes.
Cuando parta la nave que nunca ha de tornar,
Me encontraréis a bordo (si logro facturar).
Desde hoy comenzamos con una nueva sección en el blog, que amablemente nos sugiere mi buen amigo el escritor Javier García, «Poemas sobre sombreros». El mundo del sombrerería también tiene su parte artística, el diseño, la elaboración, e incluso la difícil venta tiene una vena artística.
buen amigo Luis,
no había visto el poema colgado. Añadamos algo más de literatura, si te parece.
Esto es lo que debes hacer: ama a la Tierra y al Sol y a los animales, desprecia las riquezas, da limosna a quién te la pida, defiende al tonto y al loco, dedica tu dinero y tu trabajo a los demás, odia a los tiranos, discute sin preocuparte de Dios, ten paciencia e indulgencia para con la gente, no te quites el sombrero ante nada conocido o desconocido ni ante ningún hombre o grupo de hombres…Cuestiona todo lo aprendido en la iglesia, la escuela o los libros, desecha lo que sea un insulto para tu propia alma y tu misma carne será un gran poema.
(Walt Whitman, Prefacio de Hojas de Hierba)